martes, 26 de noviembre de 2013

LA BOMBILLA "MIARMA"

Hay veces que este blog se escribe solo…

En sirio: ajmel dunah absdul maisded sinpuj… No. De verdad. Hay días que las entradas me las ponen en bandeja… y en el caso de hoy, se puede hablar incluso de servicio de habitaciones...

Vamos allá:

Cuando salió de casa se encontró con un Madrid castigado por el recio frío de Castilla, el viento del norte desojaba a marchas forzadas los árboles, y una tenue luz, propia de las mañanas de invierno, enfatizaba la sensación polar, que quedaba evidenciada por el grado bajo cero del termómetro de una parada de autobús.

Mientras caminaba por el Paseo de la Castellana podía observar como la dureza del clima se reflejaba en semblante de los viandantes, que pertrechados cual “sherpases” aguantaban el tipo como buenamente podían. Fijó la mirada en un cartel. Su mediocre vista no le permitió vislumbrar el texto. Avanzado unos metros y por fin pudo escudriñar el mensaje de aquella valla publicitaria. 

Durante un segundo le pareció que todo el frio de la ciudad caía sobre él. No podía ser. La historia se repetía….

Un año más, como si se tratase de una profecía bíblica o una catástrofe periódica, se encontró con aquel maldito cartel. No pudo salir de su asombro al ver que habían vuelto a hacerlo… Esta vez con otro lema: 

UNA DULCE NAVIDAD. SEVILLA. WE LOVE PEOPLE.

Un ácido recuerdo le inundo como se inundan las cosas que suelen inundarse (irremediablemente), y en ese mismo momento su mente evoco eslóganes y campañas tan duros como el turrón del duro o las peladillas…

EN SEVILLA SE LLAMA NAVIDAD

Hacía solo dos años de aquella flamante campaña que el PP llevó a cabo, aprovechando su recién estrenada mayoría absoluta en el ayuntamiento, para quitarse la espinita de la alocada pretensión de Torrijos de llamar a la navidad “FIESTAS DEL SOLSTICIO DE INVIERNO”. Con aquel esperpéntico eslogan tipo “marketing de revancha” el gobierno local estrenaba un ambicioso proyecto que pivotaba sobre la idea de potenciar Sevilla como destino turístico navideño… ¡pá que se jodan los rojos!

A esa flamante campaña le siguió:

EN SEVILLA COMO UN REY

Un prometedor eslogan acompañado de un cartel algo desacertado en el que se mostraban tres tipos mal disfrazados de Melchor, Gaspar y Baltasar, repanchingados en un sofá de Merkamueble, con la Catedral y la Giralda de fondo. Una formula genial de potenciar el mal formado pero asentado concepto del “vago andaluz” y además conectado de forma muy directa con el principal monumento de la ciudad... una genialidad.

Por tercer año consecutivo allí estaba ese cartel, en plena Castellana, promocionando la navidad Sevilla como si fuera o fuese la neoyorquina con su árbol del Rockefeller Center, la de Baden-Baden con sus mercados, o la de Higuera de la Sierra  con su fantástica cabalgata… 

(Hablando de Baden-Baden...... esto que van uno de Lepe y otro de Bade-Baden en un tren camino de Jaca, y le coge el lepero el acento al alemán y le dice: ¿usted es de por ahi, no? Si soy alemán, de Bade-Baden. A lo que el lepero contesta: pues yo soy español de Lepe, Lepe. Perdón por el inciso.)

Llegó a la oficina sobre las 8:23. Tras la cotidiana y recurrente conversación climatológica con el portero del edificio, por cierto, cuanto saben los porteros del tiempo, se dispuso a empezar con su jornada laboral, no sin antes hacer sus pesquisas sobre los porqués de una nueva entifada publicitaria suicida para potenciar la navidad sevillana.

Los amigos del Grupo Joly confirmaron su sospecha. Sevilla seguía apostando por convertirse en destino navideño… Se paró, pensó, reflexionó, se “pedió”, continuó reflexionando… se “pedió” de nuevo (no cabía duda, tenía gases) retomo su reflexión y finalmente, extrapoló visualizando a Falete vestido de Devota y Lomba en la pasarela de Milán.

Horrooooooor!!! Perdón, quiero decir decir: Erroooooooor!

Pensó, como había pensado otras veces, que las cosas o se hacen bien, o mejor no hacerlas. 

Esto le recordó aquella anécdota tan graciosa en la que su buen amigo A.dC.H. no sabiendo que responder en el examen de literatura en selectividad realizó con gran convencimiento, y sumo desconocimiento una explicación sobre la figura de García Lorca, deteniéndose con mimo y cautela en su obra El coño de Bernarda Alba. Se entiende que de no saber, o de los nervios, el bueno de A.dC.H mezclo la obra del literato granadino con la expresión popular que refiere la entrepierna de una tal Bernarda...

Eso es precisamente lo que pasa en Sevilla. Que como se hacen las cosas desde el desconocimiento, se hacen mal.

Retomando el relato. 

No es que él creyera que Sevilla no estaba capacitada para ser destino turístico navideño… al fin y al cabo quien era él para desdecir a alguien que hubiera pensado en ir a esquiar a Sevilla en vez de a Sierra Nevada, Candanchú o Aspen… O a quien se hubiera dicho para sí: me voy a ir de tiendas a Sevilla, que allí hay de todo, hay Zara, hay H&M, hay Corte Ingles... descartando hacer lo propio en Madrid, Berlín o Londres, donde no hay nada de eso.

Él siempre pensó que la navidad en Sevilla tenía su punto, y que de las últimas incorporaciones había algunas que hasta le parecían buenas, como por ejemplo que se montase un mapping para proyectarlo en el ayuntamiento. Eso era original, distinto, máxime si lo costeaba otro (Moviestar). 

Es cierto que se mostró reacio ante la idea de que para este año se hubiesen alquilado las luces que hubo solo un año antes en Covent Garden (Londres) y que con ellas, colgadas de sus cables, se llenase el Salvador de palitos luminiscentes, convirtiendo la icónica plaza en una versión bollywoodiense del comedor de Howarts (el colegio de Harry Potter, que en contra de lo que algunos piensan no estudió en los Maristas de Priego de Cordoba, allí solo hizo parvulario en su época de muggle, -no mago-).

Pese a sus reticencias, pensó que ya que todo ese despliegue resultaba más económico que en años anteriores, no podía estar mal...

Sin embargo, lo que le aterraba es que aquel panorama pseudo-navideño estrenado por Monteseirin años atrás, había consiguió mantenerse en el tiempo. Y no solo eso, sino que hubiera dado lugar a estampas tan sevillanamente navideñas como la ingesta de carne de canguro en el festival de las naciones; la adquisición de figuritas, idolillos y objetos fálicos de artesanía africana; la monta de camellos en la alameda (que tiene cojones meter camellos allí con lo que costo sacar la droga de esa zona…); la observación de mappings; y los siempre recurrentes y navideños grupos de percusión tipo charanga que de un tiempo a esta parte inundaban el centro por esas fechas. 

La ciudad se había empapado de toda aquella mierda como se empapa una magdalena de cola-cao… muy rápido.

Los euros estaban invertidos. El eslogan SEVILLA DULCE NAVIDAD con su WE LOVE PEOPLE (del inglés: nosencantalagente) campeaba sabe Dios en cuantas ciudades de la geografía española y/o mundial. Y mientras los gobernantes locales dormían en el convencimiento de que colgar bombillas venidas de Londres daría de sí todo lo que un visitante espera de una ciudad.

A él, sin embargo, había algo que no le encajaba… y no dejaba de preguntarse sobre cómo, cuándo y por qué, una familia que siempre se había ido a esquiar o que cada año viajaba por Europa en navidad iba a decidir que este año, porque el Salvador era un poquito más Covent Garden, se iba a ir de vacaciones a Sevilla… 

¿Que harían esas pobres gentes cuando, al salir de su hotel, se diesen cuenta de que allí solo había catetos de provincia (de la provincia de Sevilla), olor a buñuelos, a mojona de camello, que eso huele que echa para atrás, y un montón de cables que no dejaban ver una ciudad en la que hay mucho que ver…?

Acabo su reflexión pensando que en esta vida estaba todo estaba inventado, y que al igual que Falete no valdría para pasar moda, Sevilla tenía muchas cosas que cambiar para convertirse en un DULCE DESTINO NAVIDEÑO... y  que buena prueba de ello eran las cifras de ocupación hotelera del año pasado, durante cuya navidad se pernocto menos que en una bacanal romana. Lo cual, sumado a la masiva afluencia popular al centro histórico con plan de paseo, mapping de gratis, tapita de canguro de a dos euros con Foster incluida -encima cerveza de fuera- y pá Umbrete de vuelta  dejaba un saldo muy pobre en la ciudad y una imagen muy mediocre


Yo no se si será cuestión de traer bombillas inglesas, pero para mi que ni con esas se va a disimular el turismo “miarma” y provinciano de la ciudad… 

Que los idolillos falicos africanos guarden a los ilusos turistas que en esta DULCE NAVIDAD se dejen caer por Sevilla... y por cierto, ya me contareis como está el Salvador que en la unica foto que he visto parece un ordenador por dentro...






No hay comentarios:

Publicar un comentario